martes, 25 de marzo de 2014

Día de la Vida

El 25 de Marzo celebramos la Solemnidad de la Anunciación. Ese momento en el que Dios decide hacerse plenamente solidario con el ser humano y tomar nuestra naturaleza, hacerse uno de nosotros e iniciar una vida como la que se nos ha dado a nosotros.



Es por eso que en este día nuestra oración, nuestra reflexión y nuestros esfuerzos van orientados a proteger y defender el don más precioso que tenemos. La vida misa.


Es una gran ocasión para volver a expresar nuestro compromiso público y solidario con la dignidad humana. Creyentes y no creyentes, llevamos inscrito en nuestros corazones y en nuestra razón un profundo anhelo por la verdad, el bien y la belleza, y por eso compartimos una misma obligación moral y responsabilidad ante la imperiosa necesidad de defender ese bien absoluto que representa la vida de todo ser humano desde el mismo instante de la concepción hasta su final natural, de proclamar y dar testimonio de la verdad en un asunto de tanta trascendencia para el bien común y, por supuesto, de mostrar al mundo nuestro respeto y admiración ante la belleza del misterio de la vida



Así pues, la defensa y protección de la vida es algo que incumbe a todos los seres humanos de buena voluntad que nos solidarizándonos en la medida de nuestras posibilidades con la suerte de nuestro prójimo.


Hoy pedimos y luchamos contra la violencia de la guerra que arrebata vidas en todo el mundo, contra el hambre que sigue acabando con miles de seres humanos cada día, contra la explotación laboral y sexual de miles de hombres, mujeres, niños y niñas que en todo el mundo son esclavos, contra el aborto y la eutanasia que acaban con los más débiles, contra la pena de muerte que nos hace dioses de la vida de otros, contra los egoísmos personales y colectivos que hacen que enfermedades de fácil curación se conviertan en mortales para tantos hombres mujeres y niños, contra la pobreza extrema que hace que muchos pierdan la vida en mares y fronteras tratando de llegar a un lugar en el que poder trabajar, contra los abusos económicos y de poder que hacen que la desesperación y el sinsentido se apropien de tantos hermanos hasta llegar a quitarse la vida, contra todo -en definitiva- atentado con la vida y la dignidad de los seres humanos.

Desde la fe y en este tiempo de Cuaresma le pedimos a Dios que nos abra los ojos a la vida y la belleza y hermosura que encierra y que seamos siempre firmes defensores de la misma.

En este día de la Anunciación lo pedimos con nuestra oración.

Bendito eres, Señor Dios, por el amanecer de un nuevo día.
Te alabo por el don de la vida que me has dado
y que hoy uno a la de Jesús quien por nuestra salvación y por infinito amor, murió en la cruz.
Te pido por la vida de todos mis hermanos,
especialmente por los que hoy están en peligro.
 Reconozco Señor que solo tu eres dueño y tienes derecho absoluto sobre la vida y la muerte, que solo quieres nuestro bien ahora y en la eternidad. Te pido también por aquellos que se proponen cegar una vida. Te ofrezco hoy mi vida, para propiciar tu reino de amor, justicia y felicidad. Que tu reino de vida que venza a la cultura de la muerte. Amén.